miércoles, 1 de julio de 2009

Pompeyo Magno

Pompeyo Magno

Hijo del cónsul Pompeyo Estrabón desde muy joven me dediqué a la vida militar bajo el mando de mi padre, estando con el en el momento de su muerte durante el cerco de Roma por Mario y sus partidarios en el 86 a.C. Después de su muerte tomo el mando de las tropas y las conduzco de vuelta al Piceno. Cuando Sila retorna de la campaña contra Mitrídates en el 84 a.C. reuní un ejército de 3 legiones entre su clientela y fui al encuentro de este para unirmele. Derrotado el bando popular en la batalla de Puerta Colina fui enviado a terminar con los restos del enemigo en África y Sicilia. A mi regreso se me concederá el cognomen de Magno.

Casado con una hijastra de Sila tras repudiar a mi primera esposa se me concede el mando de un ejército para derrotar a Sertorio que se había refugiado en Hispania y tenía en jaque al gobernador Cecilio Metelo. Al llegar fui derrotado por Sertorio y no alcancé la victoria hasta el 71 a.C. tras 6 años de cruenta lucha dejando sometida por fin celtiberia, quedando independiente tan sólo la cornisa cantábrica y Galicia.

Al año siguiente, en el 70 a.C. fui elegido cónsul junto con Marco Licinio Craso de manera totalmente inconstitucional, pues no había sido antes cuestor ni pretor. Acabado el consulado se me da un mando para acabar con la piratería en el Mediterráneo, labor finalizada en el 67 a.C. y del 66 a.C. al 61 a.C. me marcho hacia Oriente donde acabaré de una vez por todas con Mitrídates y ganaré para Roma Siria y Palestina.

De vuelta a Roma celebré su tercer triunfo, pero el Senado se negó a aceptar mis exigencias para con su ejército. Decepcionado por ello formo junto a César y Craso el primer triunvirato, reforzando la unión al casarme con Julia la hija de César. En virtud de este acuerdo Craso y yo quedaremos en Roma, yo como gobernador de Hispania y facilitaremos a César tropas y medios para llevar a cabo la conquista de las Galias.

El triunvirato es renovado en el 56 a.C. pero poco después comienza a resquebrajarse, primero con la muerte de Julia acaecida en el 54 a.C. y posteriormente con la derrota y aniquilación del ejército de Craso que iba a conquistar a los Partos. Lo aristócratas ven en ello una oportunidad y se las arreglan para que yo vuelva a su bando y abandone a César.

En el 52 a.C. se me nombra cónsul único para restaurar el orden en Roma con las continuas batallas callejeras entre las bandas de Clodio y Milón. Entonces los aristocráticos vieron su oportunidad y se las arreglaron para que César regresara a Roma sin sus tropas, cosa que el aceptó si yo hacía lo mismo. Yo me negué y el Senado le lanzó un ultimátum a César so pena de declararlo fuera de la ley. Este viendo en ello una maniobra para acabar con él atraviesa el Rubicón con una legión el 49 a.C. y marcha sobre Roma, las ciudades a su paso no ofrecen resistencia y yo asustado decido retirarme a Brindisi a pesar de contar con 3 veces mas tropas. Y cometiendo el grave error de dejar el tesoro en manos de César.

Con la mayor parte de la flota leal al senado paso a Grecia donde me preparo para acabar con César, pero este en una temeraria maniobra burla a la flota republicana y aparece en Grecia cercando a mis tropas en Durres. Estas consiguen eludir el cerco y César se convierte en perseguido, entablándose la batalla decisiva en Farsalia, donde, seguro de mi victoria al contar con una importante superioridad numérica me descuido y soy derrotado.

Escapo hacia Rodas y posteriormente a Chipre, donde me entero de que César esta declarando una amnistía y muchos aliados están cambiando de bando, como Bruto y su importante fortuna. Decido ir rumbo a Egipto donde la dinastía reinante me debe el trono, pero al llegar me encuentro al país en guerra civil. Enterados del resultado de Farsalia el rey Ptolomeo XIII me decapita apenas pongo el pie en las playas de Pelusium el 28 de septiembre del 48 a.C. , guarda mi cabeza y se la entrega a César cuando llega. Este asqueado desaprueba la acción y me manda enterrar con honores de héroe.